¡Macabro! Tras ocho días de dura y dolorosa espera, las cinco personas desaparecidas en el trópico de Cochabamba fueron halladas ayer sin vida.
Antes de su ejecución con un arma de fuego, las víctimas fueron torturadas por más de 12 horas, en la comunidad de Pucamayu, en el municipio de Villa Tunari, el trópico.
La Policía exhumó ayer los restos de cuatro personas en una comunidad aledaña y aprehendió a dos de los presuntos autores materiales del múltiple asesinato.
El viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, señaló que el hecho está relacionado con el bloqueo de Parotani, en Sipe Sipe, donde algunos de comunarios de Pucamayu tomaron contacto con una de las víctimas, un exmilitar, que les ofreció venderles armas.
La víctima cobró 27.800 bolivianos, pero nunca entregó las armas, dos fusiles, según las investigaciones.
Cronología de los hechos
La tragedia de las cinco personas, dos mujeres y tres varones, comenzó el martes 12 de noviembre, cuando Thadhashy Félix Loroña Mendoza, un taxista, fue convocado por Cristian Zerna (pasajero) para trasladarse hasta Pucamayu, el trópico.
Zerna fue identificado como el vendedor de armas de fuego por algunos pobladores, pero no cumplió con la venta. Por ello, fue convocado a la comunidad con engaños. Le dijeron que había más personas interesadas en adquirir armamento bélico.
Cristian y Thadhashy se trasladaron, a las 6:00, a Pucamayu, donde fueron retenidos por los pobladores que pedían la devolución del dinero.
Ante esta situación, Cristian vinculó a Thadhashy en el asunto el mismo 12 de noviembre. Ante las torturas y amenazas, el taxista se comunicó con su esposa, Trinidad Muñoz Pardo, para pedirle que lleve los 27.800 bolivianos a Pucamayu.
En el breve contacto telefónico que tuvo el taxista con su esposa le dijo: “Me han retenido en Pucamayu, no sé qué hizo el pasajero que llevé, necesito 27.800 bolivianos. Si no les entrego esa cantidad de dinero, dicen que no me van a dejar salir de aquí”.
El chofer mencionó que se encontraba en una sede con los comunarios. “Además, exigen una garantía, que mis familiares les digan que yo no tengo nada que ver. Ellos piensan que soy cómplice (de Cristian Zerna)”, añadió.
En un siguiente contacto le preguntó a cónyugue su ubicación y le pide que se apresure. La comunicación fue interrumpida por uno de los secuestradores, quien advierte se acaba el tiempo.
“Su tiempo de este amigo se está acabando, hasta las 12:00 le hemos dado plazo”, se oye decir a un hombre.
Tras la conversación, Trinidad Muñoz se trasladó a Pucamayu acompañada de su cuñada Auristela Liza Loroña Mendoza (hermana del taxista) y Juan Carlos Román Medina, un militar retirado y amigo de la familia Loroña.