En una aventura que entrelaza tradición, naturaleza y soberanía, cuatro ciudadanos franceses emprenden una inédita travesía fluvial a bordo de una balsa construida artesanalmente con totora, navegando desde el municipio paceño de Guanay hasta las aguas del Océano Atlántico. La embarcación, bautizada como Pipilintu (mariposa en aymara), ya ha superado más de 1.200 kilómetros en territorio nacional, contando con el acompañamiento activo de la Armada Boliviana.
El viaje comenzó el 14 de julio y recorre ríos emblemáticos como el Mapiri, el Kaká y el Beni, pasando por localidades como Rurrenabaque y Riberalta. Se trata de una ruta total de 3.600 kilómetros, impulsada a remo y vela, que rinde homenaje al Bicentenario de Bolivia y a la profunda conexión cultural e histórica del país con sus ríos.
Fabien Gallier, Erwan Rolland, Thomas Merzlic y Benjamin Vaysse son los cuatro expedicionarios que lideran esta misión, movidos por el respeto a la naturaleza y a las técnicas de navegación ancestrales. La Pipilintu fue construida en Huatajata, a orillas del lago Titicaca, con técnicas tradicionales y materiales nativos como la totora.
La Armada Boliviana ha acompañado esta travesía desde su inicio, brindando apoyo logístico, seguridad y asesoramiento técnico. Además de garantizar la protección de los navegantes, la institución participa en la recolección de datos ambientales y en el fortalecimiento de la identidad fluvial nacional.
“Este tipo de iniciativas permiten proyectar al país desde una perspectiva acuática, fortaleciendo el orgullo por nuestras rutas ancestrales y reafirmando la soberanía en cada kilómetro de río recorrido”, señalaron desde la Armada Boliviana.
Con el zarpe desde Rurrenabaque hacia Riberalta, la Pipilintu inicia la etapa final de su recorrido en suelo boliviano, cubriendo los últimos 845 kilómetros antes de continuar rumbo a Brasil y, finalmente, al Atlántico.
Más allá del desafío físico, esta travesía representa un mensaje profundo: Bolivia es una nación fluvial, con ríos que cuentan historias, conectan pueblos y fortalecen la identidad de un país que mira al futuro sin olvidar sus raíces.
