La elaboración del pan de batalla, el alimento más consumido por las familias bolivianas, se ha vuelto económicamente insostenible para los panificadores artesanales. Según un informe técnico de la Confederación Nacional de Panificadores Artesanos de Bolivia (Conapabol), cada unidad cuesta Bs 1,35 producirla, pero se vende a Bs 0,50, generando una pérdida del 63% por unidad.
El estudio, basado en una panadería tipo, revela que una jornada de producción deja un déficit operativo superior a Bs 2.200. Ante esta situación, el sector activó esta semana un paro de 48 horas, que luego fue levantado tras alcanzar un acuerdo parcial con el Gobierno.
El viceministro Jorge Silva admitió retrasos en la entrega de harina subsidiada y amenazó con sanciones a quienes no produzcan pan o desvíen insumos. Afirmó que la bolsa de 50 kilos se vende a Bs 109 a los panificadores, aunque el costo en el mercado abierto supera los Bs 290.
Por su parte, Emapa anunció la entrega de 7.000 bolsas este viernes y aseguró que la subvención anual al sector supera los Bs 1.000 millones.
El dirigente Rubén Ríos informó que la venta del pan se normalizará desde este viernes, pero advirtió que el gremio mantendrá la vigilancia sobre el cumplimiento del acuerdo, incluyendo la llegada de nuevos cargamentos de trigo.
El conflicto revela un modelo de subsidios cada vez más frágil, donde los controles y la distribución presentan fallas estructurales que podrían derivar en nuevos conflictos y afectar a miles de panaderías en riesgo de quiebra.


