A menos de una semana del balotaje presidencial en Bolivia, los sondeos revelan un escenario de alta incertidumbre. Aunque Jorge Tuto Quiroga lidera las encuestas con una ventaja sobre Rodrigo Paz, el porcentaje de indecisos, votos nulos y blancos supera el margen entre ambos candidatos. Este bloque silencioso, que ronda el 10% del electorado, se ha convertido en el verdadero campo de batalla electoral.
Los estudios de Captura Consulting y Ipsos-Ciesmori muestran que muchos ciudadanos aún no han definido su voto o expresan rechazo hacia ambos postulantes. Analistas advierten que este grupo no se moverá necesariamente por propuestas concretas, sino por percepciones y estrategias de última hora. En regiones como Beni, los indecisos alcanzan hasta el 20%, lo que podría inclinar la balanza en favor de quien logre conectar emocionalmente con ese electorado.
Además, el llamado “voto fantasma” —compuesto por quienes votaron nulo en la primera vuelta, muchos de ellos seguidores de Evo Morales— podría jugar un papel decisivo. Si Paz logra captar a ese segmento, podría revertir su desventaja. Si Quiroga consigue retener su base y fragmentar el voto residual, consolidaría su liderazgo. En este contexto, la elección del 19 de octubre no se definirá solo por los votos declarados, sino por los silencios que aún esperan ser conquistados.
