En su último discurso como vicepresidente, David Choquehuanca apeló a la cosmovisión andina para marcar el cierre de su gestión y proyectar el futuro político del país. Con la figura del “décimo Pachacuti”, anunció que Bolivia se aproxima al tiempo del liderazgo femenino, reivindicando el rol de las mujeres como pilar ético y espiritual de la nación. “El honor de un pueblo se mide en cómo trata a sus mujeres”, afirmó.
Choquehuanca también lanzó duras críticas al conflicto interno del MAS y al modelo de liderazgo caudillista que, según él, debilitó el tejido social. En alusión al gobierno entrante, advirtió sobre el riesgo del “populismo conservador” y pidió dejar atrás el sabotaje, el racismo y la división. “Mandar obedeciendo sigue siendo una utopía”, lamentó, al tiempo que llamó a reconstruir la convivencia desde el diálogo y el bien común.
El vicepresidente saliente propuso el pensamiento originario como una alternativa política que trasciende la polarización entre izquierda y derecha. Reivindicó la colectividad como base de la democracia y denunció que las raíces culturales del país siguen siendo menospreciadas. “Solo el pueblo salva al pueblo”, concluyó, insistiendo en que el liderazgo femenino será clave para alcanzar el equilibrio y el vivir bien.


