El general retirado Tomás Peña y Lillo reapareció públicamente tras meses en la clandestinidad, declarando que su implicación en el caso 26J fue producto de una estrategia política en la que él no tuvo control. En sus palabras, “fui parte de una estructura que ya estaba diseñada”, reafirmando que nunca actuó por cuenta propia y que su rol fue estrictamente funcional dentro de la jerarquía militar.
Durante una entrevista televisiva, Peña y Lillo denunció que varios oficiales fueron tratados como culpables sin pruebas concluyentes, y que la exposición mediática de los detenidos buscó generar una narrativa conveniente para el gobierno. Aseguró que su decisión de mantenerse oculto fue motivada por la falta de garantías judiciales, aunque ahora confía en el compromiso del nuevo presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Romer Saucedo, quien ofreció condiciones para un proceso justo.
El general anunció que está preparando su retorno al país y que se presentará ante la justicia para limpiar su nombre. “No tengo nada que esconder. Mi conciencia está tranquila y mi deber con Bolivia sigue intacto”, afirmó. Peña y Lillo insistió en que los hechos del 26 de junio fueron manipulados para desacreditar a las Fuerzas Armadas y que él está dispuesto a enfrentar el proceso con la convicción de que la verdad saldrá a la luz.


