En su último mensaje como presidente, Luis Arce reconoció que las divisiones internas del Movimiento Al Socialismo (MAS) debilitaron profundamente al proceso político que lo llevó al poder. Afirmó que las pugnas entre facciones, sumadas a pactos con sectores opositores, provocaron una ruptura ideológica que terminó por desmovilizar a las bases y facilitar el retorno de la derecha.
Arce responsabilizó directamente a Evo Morales por el quiebre del partido, la crisis económica y la derrota electoral de agosto. Aseguró que la falta de diálogo y la imposición de intereses personales sobre el proyecto colectivo fueron determinantes en el colapso del proceso de cambio. “Pocas veces vimos el ocaso de una transformación social tan profunda por errores propios”, lamentó.
El mandatario saliente también se refirió a su reciente expulsión del MAS y denunció una campaña de desprestigio en su contra. Dijo haber soportado calumnias sin responder legalmente por respeto a su investidura, pero anunció que desde su nueva posición como ciudadano buscará justicia. “Si hubiéramos priorizado el proyecto del pueblo por encima de las rencillas, hoy seguiríamos gobernando”, concluyó.
