A pesar de ser considerado el país con la conexión a internet más lenta y costosa de América Latina, Bolivia decidió no otorgar licencia de operación a Starlink, el servicio de internet satelital desarrollado por el empresario Elon Musk. La decisión, revelada por un reciente artículo publicado por The New York Times, ha generado amplia repercusión y debate tanto a nivel nacional como internacional.
Según el medio estadounidense, el gobierno del presidente Luis Arce rechazó la solicitud de operación de Starlink bajo el argumento de preservar la soberanía tecnológica del país y asegurar condiciones equitativas para los proveedores locales. Esta postura convirtió a Bolivia en el único país de la región en frenar el ingreso de la compañía, cuya tecnología ha mejorado significativamente el acceso a internet en áreas remotas de Sudamérica.
El director de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), Iván Zambrana, reconoció la capacidad técnica del sistema desarrollado por Musk. “Starlink tiene superioridad tecnológica”, afirmó en declaraciones citadas por el New York Times. Sin embargo, explicó que cualquier operador extranjero debe sujetarse a una normativa que garantice condiciones de competencia justa. “Cualquier empresa que venga a hacer negocios en el país se va a llevar un pedazo del pastel, pastel que ahora mismo está entre los que estamos aquí”, sostuvo.
En contraste con los avances tecnológicos de otros países, Bolivia aún depende del satélite Túpac Katari, lanzado en 2013 con cooperación china, cuya vida útil se estima finalizará en cinco años. Según datos del NYT, apenas la mitad de los hogares bolivianos cuenta con acceso a internet de banda ancha, muy por debajo del 94% en Chile o el 87% en Brasil. En zonas rurales, el acceso sigue siendo limitado, y muchos pobladores deben escalar colinas o árboles para obtener señal celular.
Patricia Llanos, docente universitaria que realiza investigaciones en la Amazonía boliviana, señaló: “Es un gran problema para nosotros”, refiriéndose a las restricciones de conectividad en comunidades apartadas.
El informe también indica que el gobierno boliviano se encuentra en conversaciones iniciales con SpaceSail, una empresa china que proyecta lanzar miles de satélites hasta el año 2030. El embajador de Bolivia en China, Hugo Siles, confirmó este acercamiento y justificó la preferencia por operadores asiáticos: “Hemos venido trabajando con China porque sentimos que hay una absoluta comodidad en cuanto a la normativa boliviana y respecto a la soberanía”.
A nivel internacional, otros países también han expresado preocupación por el creciente poder económico y político que Elon Musk podría ejercer a través de su red satelital. En Brasil, por ejemplo, surgieron tensiones cuando su red social X se negó a cumplir órdenes judiciales, lo que llevó al gobierno de ese país a buscar alternativas con la misma empresa china que ahora evalúa Bolivia.
Mientras tanto, el descontento social por la baja calidad del servicio de internet en Bolivia sigue creciendo. Según The New York Times, algunos legisladores estarían considerando revisar la negativa a Starlink como respuesta a la presión ciudadana.


