El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, anunció que esta semana el abastecimiento de combustibles se reducirá hasta en un 70%, debido a la falta de divisas para pagar a los proveedores. La estatal necesita al menos $us 55 millones semanales para garantizar el suministro, pero enfrenta un “bache” que se extenderá hasta el viernes. En paralelo, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) dispuso un incremento en los precios de las gasolinas premium y del diésel ULS, lo que generó largas filas en los surtidores y caos vehicular en Santa Cruz.
La situación ha encendido las alarmas en el sector productivo. Desde Anapo, los agricultores advirtieron que el desabastecimiento de diésel pone en riesgo la cosecha de 700 mil toneladas de soya y la siembra de 1,5 millones de hectáreas para la campaña de verano. Jaime Hernández, gerente de la asociación, señaló que se requiere al menos 70 millones de litros de diésel para garantizar las labores agrícolas, pero actualmente solo se cuenta con el 60% de lo necesario, lo que podría reducir el área de siembra en un 40%.
Expertos como Raúl Velásquez, de la Fundación Jubileo, atribuyen la crisis a una política energética deficiente y a una dependencia excesiva de las importaciones. Bolivia produce apenas el 10% del diésel que consume y cerca del 40% de la gasolina, lo que la hace vulnerable ante la falta de divisas. Velásquez advirtió que este problema no se resolverá en el corto plazo y que la población debe tomar conciencia de su gravedad, especialmente en un contexto electoral.
