La escasez de diésel en el departamento de Beni ha encendido las alarmas entre los productores de arroz, quienes advierten que la falta de combustible amenaza con paralizar la siembra de este ciclo agrícola. David Pérez, representante del sector, denunció que la maquinaria está detenida y que el carburante disponible en los surtidores es acaparado por revendedores, quienes lo ofrecen a precios elevados, entre 12 y 15 bolivianos por litro. Esta situación ha llevado al sector a exigir medidas urgentes al Gobierno, incluyendo la autorización para transportar diésel importado por empresas privadas.
Ante la inminente campaña de siembra, los productores han anunciado un “tractorazo” y la toma de la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en Trinidad, como forma de presión. La demanda inmediata es de al menos 7 millones de litros de diésel, cifra que consideran indispensable para garantizar la producción. Además, solicitan que se habiliten cisternas móviles que lleguen directamente a las zonas productivas, evitando así la intermediación de revendedores que encarecen el insumo.
La crisis se agrava por el encarecimiento de insumos agrícolas como fertilizantes y agroquímicos, cuyo precio está vinculado al tipo de cambio del dólar. Los productores temen que esta combinación de factores repercuta directamente en el costo final de los alimentos básicos, afectando a toda la población. “Si no hay diésel, no hay siembra. Y si no hay siembra, no hay comida”, advirtió Pérez, reflejando la preocupación de un sector que se siente abandonado en un momento crítico para la seguridad alimentaria del país.
