Bolivia enfrenta una crisis económica sin precedentes en las últimas tres décadas, marcada por el desabastecimiento de productos básicos, inflación elevada y protestas sociales que agravan la situación. A pocos meses de las elecciones presidenciales, el país se encuentra en una encrucijada que pone a prueba su modelo económico.
Elizabeth Sánchez, una ciudadana de 51 años, relató su experiencia al intentar comprar productos básicos. «Estuve en la fila desde antes de las tres de la mañana para conseguir dos botellas de aceite. A las cuatro ya éramos más de 40 personas», comentó. Debido a las restricciones de venta en tiendas estatales, tuvo que recurrir a minoristas, donde los precios son más altos.
Desde 2023, Bolivia atraviesa un declive económico originado por la drástica reducción de reservas internacionales, utilizadas para sostener la paridad cambiaria. Esto ha derivado en una inflación anual que llegó al 18,46% en mayo, afectando de manera crítica la disponibilidad de bienes esenciales como alimentos y combustibles.
Las protestas y bloqueos de caminos se han intensificado en todo el país, dificultando aún más el acceso a productos básicos. En Llallagua, una localidad minera en el norte de Potosí, enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden dejaron un saldo de al menos cuatro policías muertos, según informes oficiales. Las explosiones de dinamita dañaron carreteras e instalaciones policiales.
«Estamos viviendo un colapso económico», afirmó Carlos Bolaños, líder de pequeñas empresas. Muchos bolivianos, ante el deterioro de las condiciones de vida, están considerando emigrar.
La crisis también ha expuesto las debilidades del modelo económico basado en subsidios estatales. La producción de gas natural, que alguna vez fue el principal sostén de la economía, ha caído a niveles mínimos debido a la falta de inversión en exploración. Esta situación ha hecho insostenible la política de subvenciones que mantenía bajos los precios de productos básicos.
El impacto se siente en todos los sectores. Eddy Jarro, empresario textil, tuvo que paralizar su taller debido al aumento en los costos de insumos. «Estoy considerando vender mis máquinas para pagar deudas. Si no hay otra salida, tendré que emigrar nuevamente», señaló.
En el ámbito de la salud, la escasez de insumos médicos afecta gravemente a los hospitales. Carlos Mamani, paciente en el Hospital General de La Paz, lleva días esperando una cirugía debido a la falta de materiales necesarios. Según informes del Defensor del Pueblo, el 60% de los centros de salud del país enfrenta una crisis crítica.
A nivel político, el presidente Luis Arce, con una aprobación del 7,4%, no buscará la reelección, y su partido está dividido. La oposición lidera las encuestas, pero el apoyo está fragmentado entre varios candidatos. Entre los más destacados están Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, con 19,1% y 18,4% de respaldo, respectivamente.
Luis Fernando Romero, presidente de la Asociación de Economistas de Tarija, advirtió que el futuro gobierno tendrá una ardua tarea: «La prioridad será estabilizar la economía y preparar el terreno para un crecimiento sostenible hacia el 2030».


