El exministro de la Presidencia durante el Gobierno de Jeanine Añez, Jerjes Justiniano Atalá, llegó esta mañana a Santa Cruz tras más de dos años y ocho meses de exilio en Estados Unidos. Vestido de blanco y con un sombrero de saó, fue recibido por sus familiares alrededor de las 6:30 a.m. y declaró a EL DEBER que si en Bolivia hubiese existido un sistema judicial justo, nunca se habría ido. “Yo me hubiese sometido a cualquier investigación, a cualquier proceso, sin ningún temor”, afirmó.
Justiniano explicó que no abandonó el país, sino que simplemente decidió no regresar porque en ese momento la justicia estaba subordinada al poder político. “Pero ahora decido volver porque veo que hay un cambio en la estructura. Por lo menos hay una intencionalidad de cambio”, dijo, aunque señaló que todavía no se puede hablar de independencia plena de poderes, ya que sería “apresurado” afirmarlo. “Yo no creo eso, pero lo que sí creo es que sus principales autoridades en este momento tienen la intención de hacer que el sistema judicial cambie. Esa es la prenda de garantía que yo tengo y por esa razón es que he vuelto”, añadió.
Justiniano expresó su alegría por regresar y confesó que, aunque no suele ser muy emotivo, el abrazo con su hijo le “derritió el corazón”. Refirió que la experiencia de salir de Bolivia por razones económicas o políticas es dolorosa y solitaria, algo que solo entienden quienes lo han vivido. “Una persona que salga de Bolivia a trabajar por razones económicas, por razones políticas, no debería existir. Lástima el alma, la soledad en la que uno se encuentra lejos de su familia. Eso solamente quien lo ha vivido, quien lo ha experimentado, logra entender a las personas que en este momento siguen allá”, comentó.
Respecto a su proceso judicial, Justiniano Atalá fue incluido a inicios de 2023, junto a otras 15 exautoridades de la gestión de Jeanine Añez, en el caso Senkata, que fue archivado recientemente. “Esa fue una de las razones también por las cuales terminé decidiendo volver”, explicó.


