A días de concluir su mandato, el presidente Luis Arce recibió el respaldo público de tres ministros que defendieron su gestión económica como “estable y productiva”, en medio de crecientes cuestionamientos por la escasez de dólares, el alza de precios y los problemas de abastecimiento. En una conferencia conjunta, los titulares de Planificación, Economía y Desarrollo Rural destacaron los créditos externos gestionados, el presupuesto para combustibles y la autosuficiencia alimentaria como pilares del modelo económico que dejan a las nuevas autoridades.
Sin embargo, los datos oficiales y el análisis de expertos muestran una realidad más compleja. La inflación acumulada supera el 18%, los productos básicos han subido considerablemente, y el tipo de cambio paralelo se aleja del oficial. El economista Germán Molina advirtió que las reservas líquidas del Banco Central apenas cubren unos meses de importaciones, y que el déficit fiscal podría ser mayor al reportado por el Ejecutivo. Además, señaló que la baja ejecución de inversión pública y la deuda flotante ocultan el verdadero estado de las finanzas estatales.
Mientras el Gobierno saliente insiste en que la Asamblea Legislativa bloqueó créditos clave, los analistas apuntan a problemas estructurales y falta de transparencia. La narrativa oficial, centrada en la defensa del modelo estatal y la crítica a la libre exportación, contrasta con las demandas del sector privado y los desafíos que enfrentará el nuevo gobierno. La transición se da en un contexto de incertidumbre económica, donde las promesas de estabilidad chocan con los indicadores de deterioro.


