sábado, diciembre 6, 2025
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Histórica abstención: los venezolanos volvieron a rechazar a Maduro en una nueva farsa electoral

La jornada electoral de este domingo en Venezuela estuvo marcada por una ausencia masiva de votantes, en una clara demostración de repudio y desconocimiento hacia el régimen de Nicolás Maduro. La oposición reportó una participación del 12,56%, mientras que el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el chavismo, aún no se ha pronunciado oficialmente.

Calles desiertas y centros de votación vacíos fueron la imagen predominante durante todo el día. En esta nueva farsa electoral, destinada a renovar 24 gobernaciones, 285 diputados y 520 legisladores regionales, el silencio de la población fue más elocuente que cualquier anuncio del CNE o declaración de la cúpula oficialista.

A pesar de las amenazas y el hostigamiento, especialmente hacia empleados públicos, la ciudadanía volvió a darle la espalda al dictador. Le dijo «no» a un nuevo simulacro de democracia, uno más en la larga lista desde que Maduro llegó al Palacio de Miraflores.

El primer golpe de realidad lo recibió el 28 de julio pasado, cuando Edmundo González Urrutia lo venció —con actas en mano— por más de 30 puntos. Como era de esperarse, Maduro ignoró la voluntad popular y se autoproclamó ganador de las presidenciales, sin ofrecer pruebas que respaldaran su victoria. Ni siquiera el servil CNE pudo mostrar evidencias concretas que validaran el supuesto triunfo del chavismo. Bastó un escueto anuncio aquella noche para cerrar el proceso y cumplir con la orden directa desde Miraflores: proclamar a Maduro como ganador.

Desde entonces, el régimen ha intensificado la represión contra la oposición y contra quienes se atrevieron a cuestionar los resultados.

Este 25 de mayo, a menos de un año de aquella elección, los venezolanos volvieron a decir «basta», esta vez mediante el silencio y la no participación, siguiendo el llamado de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. “Hoy más del 85% de los venezolanos desobedecimos a este régimen criminal”, afirmó Machado pasadas las 9 de la noche, hora local, mientras el régimen aún no difundía cifras oficiales tras más de 16 horas de votación.

Según el Comando Venezuela, la participación fue del 12,56%. La encuestadora Meganálisis también estimó un porcentaje similar. Para encontrar un antecedente comparable, hay que remontarse a las parlamentarias de 2005, cuando, con Hugo Chávez en el poder, la participación apenas superó el 25%.

El contraste es aún más notorio si se compara con los comicios del 28 de julio, donde la participación fue cercana al 59%. Aquel día, millones de venezolanos se movilizaron para respaldar la candidatura de González Urrutia, enfrentando enormes obstáculos impuestos por el régimen. Queda en la memoria la imagen de María Corina Machado recorriendo Caracas en moto, desafiando a las fuerzas de seguridad y siendo ovacionada por los votantes en cada colegio electoral.

Este domingo, en cambio, la población respondió al llamado al boicot vaciando las calles y centros de votación.

Consciente del golpe político, Maduro adelantó su intención de reformar el sistema electoral, lo que se perfila como una nueva arremetida contra la democracia venezolana:
“Tengo una idea que le estoy dando vuelta en la cabeza, que es perfeccionar el sistema electoral general (…) crear el sistema electoral de los circuitos comunales. Hacer una reingeniería total: dónde vota la gente, cómo vota la gente, para actualizarlo”.

María Corina Machado destacó la valentía del pueblo venezolano al resistir pese a las amenazas: “Venezuela venció el miedo”, aseguró. Por su parte, Edmundo González calificó la jornada como “un acto de coraje cívico. Una declaración silenciosa pero contundente de que el deseo de cambio, dignidad y futuro sigue intacto”.

Ni siquiera los intentos del CNE por encubrir la baja participación fueron efectivos. A las 12 horas de votación, el presidente del ente, Elvis Amoroso, anunció una prórroga “en virtud de la gran afluencia de electores”. Sin embargo, los centros seguían vacíos.

La abstención de este domingo tiene una profunda dimensión política. No se trata solo de apatía, sino de un rechazo explícito al sistema electoral como mecanismo de legitimación de una dictadura. Prueba de ello es la eliminación del código QR en las actas —clave para verificar su autenticidad— y la ausencia, una vez más, de observadores internacionales independientes.

Más que disputarse cargos en gobernaciones o parlamentos, esta elección fue un intento del régimen por mantener una fachada institucional. Sin reconocimiento internacional ni apoyo interno, el chavismo insiste en sostener una narrativa de normalidad que no se corresponde con la realidad.

Mientras tanto, la oposición —con María Corina Machado y Edmundo González al frente— insiste en que la comunidad internacional mantenga la presión y no reconozca estos comicios como una expresión legítima de la soberanía popular. “Yo ya voté el 28 de julio”, afirmaron muchos venezolanos este domingo. Lo que falta es que se reconozca y se haga valer ese resultado.

Edmundo González renovó su llamado: “Les pido que leamos bien este momento. El país cambió. Ya no se conforma con promesas de poder momentáneo. El país está anclado en una fuerza invencible: la de un pueblo decidido a recuperar su libertad”.

Horas antes del nuevo simulacro electoral, María Corina Machado sintetizó el sentir popular en una entrevista:
“Estos son los últimos coletazos de una era que se cierra, de un sistema que colapsó. No les queda nada, ya ni plata tienen. Les queda el miedo. Intentan sembrar miedo, pero hoy tienen miedo ellos. Yo duermo tranquila. Te aseguro que ellos no, porque se tienen miedo entre ellos”.

En la Venezuela de 2025, la abstención ha dejado de ser una simple estadística para convertirse en un acto de resistencia. En un país donde las urnas se vacían mientras las cárceles se llenan, negarse a votar puede ser, paradójicamente, una de las formas más poderosas de ejercer la ciudadanía y rechazar una dictadura que lleva años cometiendo crímenes de lesa humanidad.

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