María Galindo ha sido objeto de críticas en redes sociales y espacios de opinión tras su reciente declaración contra Mariana Prado, exministra y actual candidata a la vicepresidencia en la fórmula liderada por Andrónico Rodríguez. Galindo exigió públicamente que Prado sea retirada de la candidatura, acusándola de ser “protectora de feminicidas” por haber declarado como testigo en un proceso judicial relacionado con un caso de feminicidio.
Sin embargo, varios sectores han cuestionado lo que consideran una postura incoherente por parte de Galindo, señalando que no ha expresado la misma firmeza frente a la cercanía política entre Andrónico Rodríguez y el expresidente Evo Morales, quien enfrenta denuncias públicas por presuntos delitos de carácter sexual, incluyendo estupro y trata de menores.
Críticos apuntan a una aparente “doble moral” en la postura de la activista, recordando que Galindo ha mantenido silencio sobre las acusaciones que pesan sobre Morales, mientras adopta una postura severa frente a una mujer que, según sostienen, cumplió con su deber legal al asistir como testigo a una citación fiscal.
La controversia ha reabierto el debate sobre la coherencia en los discursos dentro del activismo político y feminista en Bolivia, y sobre cómo algunas figuras públicas enfrentan —o eligen no enfrentar— los vínculos con el poder, especialmente cuando se trata de denuncias de violencia de género.
Hasta el momento, María Galindo no se ha pronunciado sobre las críticas recibidas por su posición respecto a la alianza entre Andrónico Rodríguez y Evo Morales.
