El presidente electo Rodrigo Paz y su equipo económico lanzaron una dura advertencia sobre el estado de las finanzas públicas, asegurando que Bolivia atraviesa una crisis sin precedentes. Gabriel Espinoza, asesor económico de Paz, calificó la situación como “quiebra técnica” y alertó que los saldos fiscales no alcanzarían los mil millones de dólares, cuando se necesitarían más de 2.500 millones para cerrar el año. Además, denunció que el Banco Central de Bolivia (BCB) estaría intentando ejecutar operaciones que podrían dejar al país “sin liquidez suficiente”.
Desde Estados Unidos, donde se encuentra gestionando acuerdos con organismos multilaterales y países vecinos, Paz aseguró que ya se garantizó la provisión de diésel y gasolina a partir del 8 de noviembre. Según explicó Espinoza, se recurrió a empresas privadas con reservas disponibles en la región, y ahora solo resta cerrar la logística de transporte. La urgencia de la situación impidió esperar procesos formales como la aprobación de créditos o importaciones desde mercados lejanos.
El equipo de transición también reveló que la deuda interna flotante, los vencimientos concentrados en los primeros meses del nuevo gobierno y un déficit fiscal superior a los 23 mil millones de bolivianos agravan el panorama. Espinoza insistió en que la economía está “arrasada” y que se requieren medidas inmediatas para evitar un colapso. Mientras tanto, el Gobierno saliente y el BCB no han emitido declaraciones oficiales sobre estas acusaciones.


