Bolivia podría estar acercándose a un escenario de inestabilidad política comparable con las crisis ocurridas en 2003 y 2019, advirtió el exdiputado Rafael Quispe, quien alertó sobre señales de desgaste institucional y fragmentación dentro del partido oficialista que podrían derivar en un conflicto de mayor alcance.
En declaraciones ofrecidas al canal PAT, Quispe señaló que el país atraviesa un momento político frágil, condicionado tanto por la pérdida de cohesión interna en el Movimiento al Socialismo (MAS) como por la ausencia de liderazgo firme en la oposición. A su criterio, estas condiciones podrían agudizarse en el contexto electoral de cara a los comicios presidenciales de 2025.
“La falta de legitimidad interna y el alejamiento de las bases podrían llevar al MAS a una situación límite, incluso al extremo de perder su personería jurídica”, sostuvo el exlegislador, al referirse a la creciente división al interior del partido gobernante.
Quispe aseguró que el “voto de identidad” tradicionalmente ligado al MAS estaría desplazándose hacia nuevas figuras, en particular hacia el actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez. Este fenómeno, afirmó, estaría debilitando al ala renovadora del oficialismo, cuyas principales figuras –como el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo– ya no contarían con el respaldo de las bases.
Además, el exparlamentario consideró que la oposición no presenta una alternativa sólida para disputar el poder, lo que, a su juicio, complica aún más el panorama político nacional. “No hay una figura clara que represente a la oposición con fuerza suficiente para enfrentar al MAS en las próximas elecciones”, observó.
El análisis de Quispe se suma a un creciente debate sobre el futuro político del país, en un contexto marcado por tensiones internas, movilizaciones sociales y una creciente incertidumbre respecto al rumbo institucional en los próximos meses.


