Rodrigo Paz asumirá la presidencia de Bolivia con una promesa clara: transformar el modelo económico y devolverle protagonismo a la ciudadanía. Tras ganar el primer balotaje de la historia democrática del país, Paz insiste en que su enfoque no responde a etiquetas ideológicas tradicionales. “No se trata de izquierda o derecha, sino de sentido común”, afirma. Su visión apunta a una economía que empodere a los bolivianos, con menos burocracia estatal y más oportunidades para emprender y crecer.
La crisis energética que enfrenta Bolivia será uno de los primeros desafíos de su gestión. Con reservas de combustible en mínimos históricos y escasez de divisas para importar, Paz ha iniciado negociaciones con países vecinos para garantizar el suministro. Su estrategia incluye pagos diferidos y medidas para recuperar la confianza internacional. “Si damos seguridad jurídica, la inversión llegará”, asegura, subrayando que Bolivia debe dejar de depender de recursos que ya no están y comenzar a construir un modelo productivo propio.
En temas sociales y de seguridad, Paz se muestra firme pero pragmático. Reconoce la necesidad de reformar el sistema judicial para que proteja a las víctimas y no se preste a la corrupción. En cuanto a la lucha contra el narcotráfico, promete cooperación plena con organismos internacionales y países fronterizos. Además, destaca el papel de los jóvenes en su campaña y apuesta por una meritocracia real en su gabinete. “Lo importante no es el género, sino la capacidad”, concluye, marcando el inicio de una nueva etapa política en Bolivia.


