En la víspera de los comicios nacionales, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia reconoció públicamente que no existe un marco legal específico que regule las vulneraciones al silencio electoral en las redes sociales. Desde el jueves pasado, se encuentra en vigor la prohibición de que las organizaciones políticas emitan material destinado a influir en el voto de la ciudadanía, con miras a las elecciones de este domingo. Sin embargo, la vigilancia del cumplimiento de esta normativa en plataformas digitales se ha complicado debido a la velocidad y alcance de las redes sociales.
En una rueda de prensa celebrada este sábado, el secretario de Cámara del TSE, Fernando Arteaga, explicó que el control sobre el flujo de información electoral en internet es un desafío complejo. «Es un tema que todavía no tiene legislación», reconoció Arteaga, y destacó que, debido a la naturaleza cambiante de las plataformas digitales, el control de las publicaciones resulta ser muy volátil. Según Arteaga, los contenidos que se difunden en un día en una red social pueden rápidamente replicarse en otras plataformas o ser promovidos mediante la creación de usuarios falsos que distribuyen desinformación.
La falta de legislación en este ámbito ha sido reconocida por el propio TSE, que enfrenta la dificultad de equilibrar el derecho a la libre expresión con la necesidad de garantizar un proceso electoral justo. En ese sentido, el secretario Arteaga mencionó que una delegación académica proveniente de España se encuentra en Bolivia para analizar cómo ese país europeo ha implementado normativas que controlan el tráfico de información electoral en redes sociales.
Aunque el TSE ha admitido que la desinformación en plataformas digitales puede influir en los procesos electorales, Arteaga también afirmó que el Tribunal confía en la capacidad de los votantes para evaluar la información que circula a través de redes sociales. «El Tribunal Supremo Electoral confía en que la gente tiene el criterio suficiente para evaluar la información que están difundiendo por redes sociales», señaló.
Pese a la confianza en la madurez del electorado, la falta de medidas concretas para regular el uso de las redes sociales durante el silencio electoral deja abierta una cuestión importante: cómo garantizar la equidad del proceso en un entorno digital donde las reglas son cada vez más difusas. A medida que la influencia de las redes sociales en las decisiones electorales crece, los organismos de control electoral se ven presionados a encontrar formas de adaptarse a los nuevos desafíos de la comunicación política.


