Cuando en 1978 Hugo Bánzer, tras la presión del pueblo decidió renunciar y llamó a elecciones, se presentaron nueve candidatos, incluso el mismo Bánzer lanzó el suyo: Juan Pereda Asbún. Para la elección, que fue el 9 de julio, se entregaban papeletas individuales de los nueve competidores y el votante debía elegir al que quería, poner la papeleta en un sobre y depositarlo en la urna.
Cuando la corte hizo el conteo, observó varias irregularidades (la campaña misma había presentado actos ilegales), la más notoria, que de 1921556 inscritos, votaron 1971968 personas (aparecieron 50412 votos de manera inexplicable), se descubrió también, que hacían faltar papeletas de todos los candidatos, excepto las del candidato Asbún y que habían establecido puntos de votación en lugares alejadísimos de los poblados, a los que no pudieron acceder muchos de los votantes, entre otras cosas.
Así, diez días después de las elecciones, y aunque Banzer negaba rotúndamente la existencia de fraude, la Corte Nacional Electoral, decidió anular las elecciones. Aunque Pereda Asbún aceptó la nulidad, tan pronto pudo, organizó un golpe de Estado, deponiendo a Bánzer ( un golpe amañado desde luego, pretexto para decir que Bánzer ya no estaba en el poder, pero vamos, Pereda trabajaba para Bánzer). Así que Pereda fue presi durante cuatro meses y no hizo nada porque lo depuso David Padilla. Muchos años después, en 2010, un anciano Pereda fue arrestado por exhibicionismo, se informó que tenía problemas con las drogas.
No fue la primera vez que se anularon las elecciones, está también la anulación de las elecciones de 1925, en las que había ganado José Gabino Villanueva, aunque éstas no fueron anuladas por fraude, sino por conveniencia, pero eso les cuento otro día.