La reciente subida del dólar en Bolivia, junto con una inflación acumulada cercana al 10% en 2024, ha generado preocupación en la población y el sector empresarial. Expertos señalan que esta situación obedece tanto a factores económicos estructurales como a percepciones sociales que generan incertidumbre.
La economía boliviana enfrenta una creciente presión inflacionaria y una notable alza del tipo de cambio del dólar paralelo, que ha comenzado a impactar el poder adquisitivo de los ciudadanos. De acuerdo con datos recientes, la inflación al mes de abril se aproximaba al 6%, mientras que en lo que va del año 2024 la cifra acumulada ronda el 10%.
Uno de los principales factores señalados es la escasez de dólares en el país. Esto ha generado fenómenos como el acaparamiento de divisas y la indexación de precios al tipo de cambio paralelo, lo cual ha deteriorado la “bolivianización” de la economía. La población y los empresarios reaccionan previendo mayores incrementos, lo que agrava la demanda y eleva aún más los precios.
En el análisis económico, se identifican causas objetivas como el déficit fiscal, la caída de las Reservas Internacionales Netas, la disminución de exportaciones estatales y el incremento de la importación de combustibles –transacciones que se realizan en dólares–. A estos factores se suman aspectos subjetivos relacionados con la percepción negativa del futuro económico, lo que ha generado una sobredemanda de la divisa.
En respuesta a esta situación, el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) ha emitido una serie de recomendaciones con el objetivo de mitigar la crisis cambiaria y financiera. Entre las propuestas destacan:
1. Desbloquear los créditos actualmente paralizados en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
2. Agilizar las exportaciones para aumentar la entrada de divisas.
3. Facilitar la producción y exportación desde el sector estatal.
4. Impulsar una agenda público-privada enfocada en la seguridad jurídica y la libre exportación.
Estas medidas buscan restaurar la confianza en la economía boliviana y frenar la escalada del dólar, con el fin de proteger el poder adquisitivo de la población y garantizar el abastecimiento de productos e insumos esenciales para el país.
La evolución del dólar y la inflación en Bolivia refleja una combinación de problemas estructurales y factores psicológicos que requieren respuestas coordinadas entre el Estado y el sector privado. Expertos coinciden en que la recuperación dependerá de señales claras, medidas concretas y consensos institucionales.