Pilar, de 53 años, tiene las fotografías de María del Carmen en una repisa de madera puesta en la cabecera de su cama. Es su impulso para seguir con este proceso que la ha dejado con deudas y ha provocado la desintegración de su familia. Su esposo, después del feminicidio de la adolescente, se fue al extranjero y sus cinco hijas dejaron su hogar por temor a que los pandilleros cumplan sus amenazas; algunas están en otros municipios de Cochabamba, otras fuera del departamento y del país. Ella vive solo con su hijo menor, de siete años, en una comunidad del municipio de Toco donde no cuenta con agua, energía eléctrica ni gas domiciliario. Debe caminar cerros, con un bidón cargado en su espalda, para proveerse del líquido con el que cocina sus alimentos a leña debido a que la garrafa que tenía tuvo que venderla para solventar sus pasajes y otros gastos que realiza cuando va a las audienciasEl domingo 13 de marzo de 2016, la adolescente, de 16 años, fue a vender frutas al mercado de Cliza. Ella y su hermana ayudaban a comerciantes para ganarse un poco de dinero, y cuando lo hacían generalmente se quedaban a dormir en la casa de una tía porque la vivienda de sus padres está muy distante del pueblo, donde hasta hoy aún no llega el transporte público y deben contratar los servicios de un taxista o subir caminando el cerro, Ese día, Omar Alejandro Ordoñez, su enamorado, la llevó a la Feria de la Ambrosía en la comunidad de Ana Rancho, en Cliza. Fueron a un local donde compartieron con amigos.Omar, integrante de la pandilla Wander Rap, consiguió su libertad hace casi dos semanas, pese a que fue sentenciado a 30 años de presidio sin derecho a indulto, el 31 de agosto de 2017. Hay otros cuatro hombres más que fueron condenados con la pena máxima por este crimen.Durante el proceso investigativo, algunos miembros de esa pandilla dijeron que María del Carmen era una chica muy linda y que más de uno se sentía atraído por la adolescente que fue reina de belleza en Toco. Le dijeron que debía participar de un rito de iniciación para ser parte de ese grupo, pero sin explicarle bien en qué consistía el mismo, La trasladaron a un lote baldío y ahí le comunicaron que debía mantener relaciones íntimas con 10 integrantes de la pandilla. La adolescente se negó, pero ellos la sujetaron, golpearon, violaron y uno de ellos la asfixió mientras evitaba que grite. Al menos 21 pandilleros fueron testigos del crimen.Para los pobres no hay justicia. Me han quitado a mi hija y me han amenazado con matar a otra de mis hijas, pero voy a seguir, aunque me cueste la vida. Han dejado libre al principal autor, sentenciado, pero nunca voy a dejar este caso. Ya he sufrido mucho y ojalá me den justicia”, dice Pilar Reyes, madre de María del Carmen Carballo, la adolescente que fue violada y asesinada por miembros de la pandilla Wander Rap, una de las más peligrosas de Cliza, en marzo de 2016.Fuente: Opinión Bolivia