Sayuri Loza
En el “proceso de cambio” años después. Aunque me equivoco, cambió, como he dicho antes, la élite gobernante, pero mantuvo las viejas mañas de la corrupción, el clientelismo y la mentalidad de la división de castas, eso sí, un poco más light, para que no digan.
Hoy estamos a puertas de un conflicto similar, un dirigente poncho rojo ya ha anunciado el traslado de 120 flotas de “originarios” a Santa Cruz, llevan escudos y palos y dicen estar dispuestos a todo. Por otro lado, en Santa Cruz muchos han optado por hacer memes y burlarse de los paceños, como si todos los paceños fuéramos el enemigo. La expresión “colla e’ mierda” se dice ahora con más saña y resentimiento.
Y honestamente, me preocupa más eso. Camacho es víctima de su propia boca, por decir que los militares pactaron con su padre en 2019, Arce como el pésimo político que es, hizo una jugada estúpida que puede hundirlo mientras su adversario dentro del partido ya se frota las manos. ¿Pero y la sociedad? No poseo el entusiasmo de algunos paceños que dicen que podemos abastecernos sin la carne de Santa Cruz porque hay pollo yungueño y carne de llama, ni de otros cruceños que están felices porque han decidido eliminar las facturas de los negocios y piensan que todo será sostenible.
Lo cierto es que dos territorios que dependen uno del otro por las relaciones comerciales, por la migración y hasta porque con el tiempo han aprendido a compartir prácticas culturales como el akhulliku o boleo, están dando pasos que pueden llegar a ser irreversibles, lo que no sería malo si no estuviera de por medio el enfrentamiento, la violencia, el resentimiento regional étnico y la posibilidad de muchas muertes.
¿Y si al final nada cambia?