A pesar del acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el sector panificador para reanudar la producción y comercialización del pan de batalla, la distribución de este producto continúa siendo irregular en ciudades como La Paz y Cochabamba. En varios puntos de venta, los estantes permanecen vacíos o sólo se ofrece pan especial, como el de Arani o el de leche.
El compromiso de normalizar el suministro fue anunciado la noche del jueves, luego de una reunión entre autoridades del Gobierno y dirigentes nacionales de los panificadores. Sin embargo, el abastecimiento todavía no se ha restablecido plenamente en algunas zonas urbanas.
Rubén Ríos, dirigente del sector, informó que el paro de 48 horas fue suspendido tras alcanzar un consenso parcial con el Ejecutivo. “Hemos llegado a un acuerdo. Se nos ha prometido una mayor distribución de harina y desde este viernes se reanuda la venta de pan”, declaró. No obstante, Ríos dejó en claro que el convenio no satisface completamente las demandas de los panificadores.
El conflicto surgió por retrasos en la entrega de harina subvencionada, producto clave para la elaboración del pan de batalla a precio regulado. Al respecto, el viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, reconoció que la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) no cumplió con la distribución oportuna durante julio.
“Emapa nos ha informado que hubo demoras en la entrega de la harina el mes pasado. Sin embargo, se están tomando medidas para garantizar el cupo correspondiente. Hoy se están entregando 7.000 quintales”, precisó Silva.
En contraste, en Santa Cruz, donde la harina utilizada no es subvencionada, la venta del pan de batalla y sus variedades se desarrolla con normalidad.
El acuerdo entre el Ejecutivo y los panificadores contempló un reajuste en la entrega de harina subvencionada, con el objetivo de estabilizar el mercado y evitar un incremento en el precio del pan.
